-¿Max?-susurré en medio de la oscuridad.
Esa noche no había podido lograr dormir, por lo que llamé a mi mejor amiga y la invité para que se quedara hasta mañana. A su hermano, que vivía con ella le dijimos que los míos saldrían y ella me ayudaría a cuidar a mi hermano pequeño.
-¿Hum?-Max estaba a punto de quedarse dormida.
-Ups, lo siento. Creí que no dormías.
-No te preocupes. ¿Qué pasa?
Me quedé un minuto en silencio, algo que pareció preocuparla.
-Oye, ¿estás bien?-preguntó enderezándose en el saco de dormir.
-Sí, claro.
-Sí, y a mí no me vienes con esa.-suspiré, sabía que nunca lograría engañarla.-Dime, vamos... ¿Qué me querías decir?
-Nada.
Algo me golpeó a un lado de la cara (Yo estaba sentada en mi saco apoyada en la muralla) y cayó con un ruido sordo. Tanteé con las manos y noté que había sido una almohada.
-Si vuelves a decir “nada” será una zapatilla.-advirtió Max y yo sonreí.
-No quiero decirlo.-admití pasándole la almohada que me había tirado. Ella la tomó y se sentó enfrente de mí.
-No me importa, dilo ya.
-Lo he dicho mucho.-apuesto a que con eso lo adivinaba.
-Ah, ya veo…-pude imaginarla perfectamente rodando los ojos.-“¿Crees que está bien, Max?”-me imitó y yo reí.-“¿Crees que no le pasó nada malo?”
Reí un poco más avergonzada, y le pegué con mi almohada.
-Es que se fue de improviso.-me defendí.
-Vamos, Cam. No es como si se fuera a la guerra.
Ese era el problema, me dije a mi misma. Necesitaba hablar con alguien que supiera lo que era Jacob, que supiera lo contra lo que se enfrentaba él, alguien que tuviera la misma confianza que con Max, y no lo había. A veces me encantaría poder contarle todo, pero no podía. Se lo había jurado a Jacob, porque no era mi deber revelar un secreto que no era mío.
Lo cierto es que Jake no me dijo si había vampiros cerca, en Forks. De vez en cuando me parecía que me ocultaba algo, otro secreto… Al igual que Max algunas veces.
-¿Y en qué piensas ahora?-preguntó de pronto. Yo pestañeé y noté que me había quedado pegada mirando directamente al suelo, ensimismada en mis pensamientos.-No, espera, creo que ya lo sé.
No respondí, porque no podía decirle en qué estaba pensando. La quedé mirando en silencio, dejando que creyera que pensaba en… lo que sea que ella creía que pensaba.
Decidí cambiarle el tema:
-¿Qué hicieron tu y Ed hoy? ¿No lo evitabas?
-Fuimos por ahí, a conversar.-dijo un poco cortante. Yo sonreí burlona.
-Uy Max… ¿Qué te dijo Edward?
-Shhh.
-Admítelo Max. Mueres por él.
-Mira quien fue a hablar. Dime, ¿Te declaraste ya a Jacob?-empezó a reír a carcajadas.
-No tendría por qué hacerlo.-repliqué observándola reir.-No me gusta Jacob.
-Lo que tú digas Cam. Pero tú no te escuchas a ti misma balbucear en sueños: “Jacob, Jacob”. Y acaso no hay miles de ‘’J’’ en tus…
Le saqué la lengua, y la interrumpí:
-Tú escondes algo de Edward.-le recriminé y se quedó completamente inmóvil.
-Eso no es cierto.
-¿Entonces por qué siempre evitas su tema?
Pero cuando Max abrió la boca para responder, la puerta se abrió con un chirrido y apareció Dean, mi hermanito.
-¿Camie?-llamó con voz adormilada.
-Ven acá, peque.-le dije y cuando estuvo a mi lado lo abracé con un brazo y lo senté conmigo.-¿Qué te ocurrió?
-Me desperté.-murmuró frotándose un ojo con una de sus manitos.-Y creí escuchar a Nathan…
-Hum, no Dean.-miré a Max un segundo.-¿Recuerdas que Nate se fue a otro lugar? Ahora vive en Nueva York…
Dean asintió y volvió a cerrar los ojos. Luego se escuchó su respiración más acompasada y comprobé que se había quedado dormido. Suspiré y acaricié el cabello de mi hermano, pensativa.
-Nathan se fue allá por la universidad, ¿No es cierto?-me preguntó en un minuto después Max.
-Em, sí, eso se supone.-pero yo tenía la impresión de que había algo más.
Nathan era mi hermano mayor, por dos años. Nos llevábamos increíble, y sin mencionar el afecto que le tenía a Dean. Pero en cuanto tuvo la posibilidad, se fue a vivir solo, y la universidad fue una excelente excusa. Pero a mi me parecía que la razón había sido otra: unos meses antes, había tenido una pelea con mi padre de la que Nathan nunca lo perdonó del todo. Nunca supe la razón, pero supuse que esa pelea había zanjado su decisión de irse.
Yo lo extrañaba, y a veces me parecía querer seguir su ejemplo excepto por… Jake. Y Dean preguntaba por él, antes, todos los días, ahora no. Por eso me sorprendió que nos hablara de él.
Llevé a Dean a su cama y volví con Max, que estaba escuchando música con sus audífonos. Se los tiré del cable para que se le salieran y le dije:
-Oye, me voy a dormir. Son las doce.
-¿Y tenías que sacarme los audífonos?-preguntó malhumorada.
-Sip. Sino no sentiría el placer de molestarte.-reí por lo bajo.
-Ya cállate y duérmete.-rió un poco.
Sonreí y eso hice. Me acosté en mi saco y exhausta, me dormí.
En lo que me parecieron 3 segundos más tarde, algo helado dio de lleno en mi cara, despertándome de golpe y haciéndome sentar rápidamente.
-¡HEY! ¿Qué…?-comencé a refunfuñar enfadada pero cuando vi a Max con un vaso de agua en la mano y riendo a carcajadas lo entendí.-Ah, claro, ¿no me pudiste despertar?
-Y la alarma sonó dos veces.-añadió ella sin dejar de reírse.
Me salí de mi saco de dormir, me desperecé y observé a mi amiga sin una pizca de sueño. Entonces una musiquita que se oía desde fuera se escuchó levemente… ¿La televisión? Mis papás no llegaban hasta la tarde… Confundida miré a Max y sin decirnos ni una palabra seguimos el ruido.
Cuando llegamos al living y vimos a Dean en el sofá viendo su programa favorito nos reímos. Lo que si me sorprendió fue que estaba comiéndose un paquete de galletas.
-¿Cómo lo sacaste?-pregunté intrigada. Pero Dean solo sonrió y escondió su rostro sin querer decir nada. Entonces Max fue a la cocina y luego al volver me susurró al oído:
-Sacó una silla.
Vaya.
Me encogí de hombros en dirección a Max y le hice un gesto de que lo dejáramos solo. Ella asintió y nos fuimos juntas de nuevo a mi cuarto, donde me dejé caer en mi cama.
-Pronto no tenerlo vigilado me causará problemas.-comenté mientras Max se sentaba a los pies de la cama.
-Sí, es lo más probable.
Me senté con las piernas cruzadas, como indio y miré a mi amiga.
-Oye, ¿C que…?-me interrumpí de pronto y enrojecí. Max rodó los ojos.
-¿…que está bien Jacob?-completó la frase y con un pie me empujó.-No seas boba.
-Lo siento.
-¿Por qué no lo llamas?-sugirió lentamente.
“Porque dudo que lleve el celular con él”
-No creo que sea buena idea.-evadí. ¡Odio ocultarle cosas a Max!
Y justo en ese instante mi celular vibró. Hubo un momento en que sopesé la posibilidad de lanzarme encima del cel, pero en lugar de eso, me dejé caer hacia atrás otra vez y cerré mis ojos. Max se levantó por su parte, tomó el móvil y tras murmurarme: “Floja” al oído, contestó:
-¿Siii?-agudicé el oído por si se escuchaba la otra voz.-No, soy Max. Está aquí…-me echó un vistazo mientras se paseaba por la pieza.-Está bien. No, no sé…Supongo que creyó que era su mamá o algo.-¿Qué? ¿Con quien hablaba Max? Me enderecé en la cama, observándola.-Ohh, ¡no, no, no! Habla tu con ella.-y dicho esto me extendió el celular. Me levanté y lo tomé, mirándola esperando a que me dijera quién era. Sonrió.-Es Jacob, boba.
No esperé más, coloqué el teléfono en mi oreja y murmuré:
-¿Aló?
-Cam.-dijo la voz aliviada de Jacob y yo misma sentí como me aliviaba.-¿Cómo es eso de que no contestas tu teléfono?
-Siempre tan perseguido.-sonreí para mis adentros.-¿Qué tal la emergencia? ¿Estas…bien?
-Si todo en orden o eso creo.
-¿Eso crees?
-Tranquila…Bueno me preguntaba si podrías venir.
-Hum.-le eché una mirada a Max.-Verás estoy cuidadonde de Dean… y…-me costaba mucho decirle que no.
-Ya entiendo.-por alguna razón no sonaba triste.-Bueno nos vemos, Cam.
-Espera, Jake…
Pero ya había cortado.
Tiré el teléfono sobre la cama, un tanto enfadada y me volví a tender sobre ella.
-Uy, sin maltrato al móvil por favor.-bromeó Max y yo gruñí.-¿Qué ocurrió con Jake?-no contesté.-¿Cam? No seas pesada.-la sentí acercarse y me empujó levemente.-No vuelvo a contestarte el móvil.
-Lo siento Max. Pero por estar aquí perdí todo el día con Jacob.-me incorporé y la observé.
-Gracias, yo también me alegro de pasar el rato contigo.-repuso ella y rodé los ojos tras escucharla. Era evidente que la había herido.
-Ya…si sabes que amo estar contigo.
-…¡No lo demuestras! Además, no admites que Jacob te gusta, lo que me enfada más, ¡Nadie se pone así por no poder estar con su mejor amigo! Desde luego no te pones así cuando no podemos salir o algo.
Parecía realmente molesta.
-Lo siento Max.-dije sinceramente sentándome en la cama.-Perdóname de verdad.
-De lo que te sirve…-replicó.
-Mira.-titubeé.-Prometo no mencionarlo ¿Si? Olvidarlo por hoy ¿Te parece?
-No vas a poder.-bufó.
-Esa confianza…-repuse.-Vamos, créeme. Por ti si puedo hacerlo.
Max vaciló. Tenía los brazos cruzados sobre el pecho y me miraba fijamente.
-¿Si?-pestañeé.
-…Está bien.-aceptó y abrí los ojos contenta.-Estás loca Cam…
-¡Ya, Max!-salté en mi cama y la abracé.-No vuelvo a decirlo más.
Ella me devolvió el abrazo sorprendida. Luego me separé y la miré.
-¿De que hablábamos?-pregunté con aire inocente.
Max rió.
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En lo que pudieron ser 20 minutos más tarde, con Max ya estábamos desayunadas y ambas sentadas en el sofá, a modo de indio, planeando qué haríamos en lo que resta del día. Dean estaba en su cuarto y no podríamos salir de la casa hasta la tarde, cuando mis padres llegaran y no tuviéramos que seguir cuidando de él.
Max, aburrida o eso parecía, prendió la tele. Hizo zapping por mucho rato, no supe cuanto con exactitud pues yo había cerrado los ojos.
No podía mencionar a Jake pero si pensar en él.
Estaba imaginando qué estaríamos haciendo con mi mejor amigo cuando una carcajada me sacó de mi ensueño. Abrí los ojos y obviamente fue Max; se había detenido a ver un programa de caídas chistosas. La caída que mostraban ahora me trajo un recuerdo.
-Recuerdo una vez que Ja…-cerré mis ojos y mi boca a la vez luego de comenzar a hablar.
Demonios.
Max me miraba con las cejas alzadas asi que farfullé rápidamente;
-Olvídalo.
No le dio más vueltas. Se aburrió del programa y avanzó unos cuantos canales más, pasando por uno de competencias de motocross.
-Oh vamos, ¡¿es enserio?!-exclamé riéndome de mi misma por dentro. ¡Yo y mi mala suerte!
-¿Sabes que no sé de que hablas?-preguntó Max, aunque sonriendo.
-Olvídalo.-repetí, agradecida esta vez ya que había decidido apagar la TV.
-Oye, tengo una idea. Podemos ir arriba, vestirnos.-me reí luego de eso. Solo nosotras seguíamos en pijama.-Y salir. Llevando a Dean claro… No puede ser tan malo.-propuso y como vi que tenía razón, le dije que sí y subimos por las escaleras.
Luego de verificar que mi hermano pequeño estaba bien y no había incendiado su habitación fuimos por el pasillo hasta la mía. En el camino, mi amiga comentó:
-Llevas bien tu promesa de hace una hora.
Primero creí que se estaba burlando de mí pues llevábamos tan solo un rato, ¿Lo mencionaba tanto? ¿Enserio? Pero en vez de decirle esto, respuse:
-Y será así tooodo el día.-mordí mi labio escuchándome, recordando cuando veíamos televisión.
Max rió viéndome, yo sin saber por qué. Seguía observándola cuando abrí la puerta de mi cuarto y fue asi como noté su cambio radical de exresión.
-Ge-nial.-comentó con sarcasmo. Seguí su mirada, hasta mi cama y abrí mucho mis ojos.
-Jacob.-mascullé.