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-Diablos, Jacob.-me levanté de un salto, pero mi mejor amigo ya estaba levantado y miraba la arena con detenimiento.-¡Hey! ¿Qué diablos estás haciendo?
-Se fue hacia el bosque.-anunció a modo de respuesta, e hice una mueca.
-¿Al bosque?
-Así es.-Jacob se acercó, tomó mi mano y me jaló, caminando rápidamente dirigiéndose al bosque.
-¡¿Me llevas ahí?!
-¿Quieres encontrarlo o no?
Por alguna razón parecía tan o más preocupado que yo.
-¿Qué ocurre?-le pregunté mientras entrábamos a zancadas en el bosque.
Jake no quiso contestar y te dio mala espina. Pero él continuó buscando por todos lados. Lo imité.
-¡Dean!
-¡Deeaan!-llamábamos a toda voz.
Se me descompuso el rostro cuando no lo hallábamos. Jacob notó mi preocupación al instante. Nos miramos un segundo y entonces él tomó mi mano y la apretó, así como diciéndome: “Todo irá muy bien”. Le devolví el apretón y continuamos buscándolo cada vez más internados en el bosque.
Caminamos unos metros más tan solo cuando de repente Jacob arqueó la espalda y agudizó el oído.
-Ah, no.-gemí.
-Me llaman.-informó confirmando lo que yo ya suponía. Asentí.
-¡Pero, Dean…!
-Volveré, Camie.-me miró fijamente y evité una mueca.-Aprovecharé de buscarlo… de esa forma. Cam, si me llaman debe ser por algo…
-Ya, ya. Yo entiendo.-murmuré.
Se inclinó y besó mi frente.
-Quédate por el bosque.-dijo al final, luego de dio media vuelta y se perdió entre unos árboles.
“Qué tonto…” pensé tragando saliva “Tiene una emergencia y me dice que me quede aquí…”
Froté mi brazo izquierdo y seguí buscando a mi hermano. Aquí, nada. Allá, tampoco. Cada vez me colocaba más intranquila. No había rastro de Jacob y de Dean tampoco, y todo estaba en un silencio un tanto escalofriante.
A mi lado, se escuchó una hoja crujir. Me giré hacia ese lado y con el miedo a flor de piel, traté de ver qué había.
-¿Cam?
Del árbol más cercano salió mi hermanito, limpiándose las rodillas de tierra.
-¡DEAN!
Corrí hacia él y lo tomé en mis brazos. Él me miró sorprendido, pero sonrió.
-¿Qué te pasó?-le pregunté mirando sus manos llenas de tierra.-¿Te caíste?
Asintió muchas veces, mirándome.
-Vi a Edward, Cam. Y traté de seguirlo porque no estabas y Jacob tampoco.-me dijo y lo miré extrañada.
-Edward.-repetí.-Dean, ¿Estás seguro?
-¡Sí!-sonaba muy convencido.
-…Está bien. No importa.-Entonces lo abracé estrechamente.-Oye Dean, nunca más vuelvas a perderte así.
-Fueron ustedes los que se perdieron.
Reí escuchándolo y besé su frente.
-¿Y Jacob?-preguntó de pronto.
-Hum…-miré a mi alrededor con una mueca en el rostro.-Fue…
-¡CAM!
Apareció justo delante de nosotros. Estaba cansado, seguramente se había venido corriendo. Dejé a mi hermano en el suelo y fui rápidamente hacia él.
-¡Jake! ¿Qué ocurrió?
-Todo bien…-dijo entre jadeos.-No…pasó…nada.
-Jacob.-interrumpió Dean y ambos lo miramos.-¿Viste a Edward tú?
-Dean, no es el momento…
-No, espera. Dean, ¿Lo viste?
-Si…
Jake lucía preocupado. Arrugó el ceño y me miró.
-¿Y ahora qué?-pregunté en un suspiro.
-Tenemos que irnos. Tengo que contarte algo…¿No pasó nada mientras te quedabas aquí?
Sacudí la cabeza.
-No debí decirte que te quedaras.
-¿De qué otra forma habría encontrado a Dean?
-En otra situación, si te digo que te quedes en el bosque, no lo hagas, aunque te lo pida.
-Me dirás: “¡Júralo, Cam!”.-repliqué.
-No me escuches.-repuso y sonrió.
Me reí.
-Estás loco.
-Y tú también. Ya vámonos…Ven Dean.-tomó mi mano y Dean tomó la otra que me sobraba.
Ya era de noche. Dean dormía y con Jacob nos sentamos en el sillón, igual que en la tarde, completamente a oscuras pues ninguno tenía ánimos de ver la TV. Había un silencio que nadie quiso romper, estaba todo muy tranquilo. Empecé a cabecear, a la vez que mis párpados parecían pesar kilos y kilos. Jacob me vio y sonrió para sí mismo.
-Te estás durmiendo.-susurró divertido.
Pestañeé intentando aclararme y sacudí la cabeza.
-No, no.-me apresuré a decir.-Tienes que…-un bostezo me impidió continuar.-…contar las cosas.
Jacob rió y me abrazó de lado, estrechándome.
-Ya te lo diré mañana.-trató de asegurarme.
Sin poder evitarlo, mis ojos se cerraron.
-Lo estás alargando mucho.-murmuré quejándome.
-Te lo voy a decir.-prometió y empujó un poco mi cabeza para que quedara recargada entre su pecho y hombro.
Iba a añadir algo más, pero no pude resistirlo más, no opuse ningún esfuerzo para cambiar mi posición y me dormí.
Abrí los ojos muy temprano en la mañana. Las cortinas estaban abierta y el sol me había hecho despertarme, daba directamente en mi cara. Me estiré lo más que pude, con mucho sueño. Y entonces me fijé en mi alrededor, ¿Cómo había llegado a mi cama? Lo último que recordaba fue quedarme dormida en el sofá…abrazada de Jacob.
Sacudí la cabeza confundida y quizás también algo ruborizada y me levanté de la cama dejando toda la ropa desordenada. Me miré y vi que seguía con la ropa del día anterior.
Tenía que haber sido Jacob, de seguro. ¿Cuándo se había ido?
Bajé las escaleras. Entré a la cocina, porque había oído a mis papás. Ambos preparaban el desayuno y Dean sentado en la mesa que había al centro, aburrido.
-Hola…-saludé en voz baja.
Dean sacudió su mano y mi mamá me miró por encima del hombro.
-¡Hola!-parecía alegre.
Le devolví la sonrisa que tenía.
-Vamos, siéntate a desayunar.
Le hice caso a la vez que mi papá se sentaba junto a mi.
-Hola papá.
-Cam.-creo que sonrió.
Ahí aproveché para preguntar:
-¿Nadie…Nadie ha visto a Jacob?
-¿Jacob? No.-contestó mamá.-¿Iba a venir?
-No… Olvídenlo.
Fue un desayuno muy rápido. Preguntaron qué tal había ido el Viernes y el Sábado con Dean, contesté que todo perfecto. Claro, saltándome el tema de que Dean se había perdido allá en La Push. Dean tampoco dijo nada sobre lo ocurrido y me pregunté por qué.
Volví a mi habitación, preguntándome si a Jake se lo había tragado la tierra. Estaba hecha un desastre. Recogí algunas cosas con flojera y subí la ropa de la cama, aunque no la hice. Y entre todo eso, voló un papel. Lo recogí para tirarlo al papelero pero tenía algo escrito:
“Créeme, no te iba a despertar, estabas adorablemente dormida. Lo siento por irme pero es por la emergencia de ayer… Luego te cuento.
Luego te contaré las otras cosas ;) – Jake”
Me reí. Debió dejarlo en algún lugar visible, no escondido por ahí. Lo dejé encima del velador y me senté en la silla del escritorio con el celular en la mano. Le mandé un mensaje a Max, y lo dejé a un lado. Luego me levanté, pero no salí ni nada. Me tendí en la cama y cerré los ojos, con el oído agudizado por si el celular vibraba.
Fue muy raro. Había dormido bastante el día anterior pero aun así, volví a quedarme dormida.
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-¿Cam?-susurró alguien en mi oído. Gruñí, un poco inconscientemente.-¡Cam!
Me zarandeaba. Abrí los ojos y pestañeé varias veces. Aun había sol. Me giré para ver quién era.
-Dean.-murmuré somnolienta.-¿Qué pasa? ¿Qué hora es?
-No sé.-contestó.-Pero tocan el timbre, y mamá y papá salieron.
Me incorporé lentamente mientras hablaba y asentí.
-¿Sabes dónde fueron?
Sacudió la cabeza.
-¿Preguntaste quién era?
-No me acerqué a la puerta.
Me levanté estirándome y miré la hora. Las 17.00.
Bajé las escaleras con Dean pegado a mis talones y por la ventana miré quien tocaba.
Ese auto era inconfundible. Abrí la puerta de un tirón, con confusión.
-Hola, Cam.-dijo Edward.
-¿Edward?-pestañeé.-¿Qué haces aquí?
-¿Puedo entrar?-preguntó ignorándome y miró por el hueco entre del marco de la puerta y yo.
-Claro…-me hice a un lado dejándolo entrar. Entró y cerré la puerta.-¿No me dirás qué haces aquí?
En ese instante Dean salió de detrás de mí corrió donde Edward.
-¡Edward!
-Hola, Dean.-saludó él con una sonrisa visiblemente falsa. No estaba de humor, se notaba, pues Dean y él normalmente se llevaban… bien.
Fui donde ellos y me senté enfrente de Ed. Dean se encaramó al sillón de Edward y cuando ya iba a preguntarle por tercera vez qué diablos hacía aquí, Dean intervino:
-¿Qué hacías en el bosque ayer Edward?-lo miraba con real curiosidad. Edward se quedó muy quieto y pasó su mirada de mi a Dean.
-No estuve en el bosque ayer.-dijo pausadamente. Volvió a fijar su mirada en mi.
-Pero Edward…-insistió mi hermanito.-Yo te vi. Y Jacob, también.
-Déjalo, Dean.-dije y Dean me hizo un puchero. Luego lo entrevistas, ¿Si? Porque aun no me dice qué hace aquí.
-¿Así que es tu turno de entrevistarme?-Edward alzaba las cejas burlón.
-Y sigues ignorándome.-rodé los ojos.
Edward se rió y asintió.
-Okay, okay. Quería preguntarte algo de Max.
-¿Max?-repetí con sorpresa.
-Sí…¿La has visto?
Negué con la cabeza.
-Desde ayer, después de almorzar.-contesté.
-Hum, ya veo. ¿Está bien?-preguntó algo rígido.
-Sí, supongo…-quedé pensativa.-Le mandé un mensaje de texto, pero no respondió.
-¿Entonces no has sabido de ella?
-La que iba a entrevistar aquí soy yo.-aclaré.
-No veo que tengas muchas preguntas.-replicó Edward.
-Sí que las tengo. Aquí va una: ¿Por qué tanto interés sobre cómo está Max?
-No la veo hace tiempo.-dijo rápidamente.
-La viste ayer.-puse los ojos en blanco.
-Antes de ayer.-corrigió y luego frunció el ceño.
Lo miré como diciéndole: “¿Es enserio?”
-¿Tampoco has visto a “Jacob Black”?-preguntó ignorando mis gestos.
-De ayer en la noche.-alcé los hombros.
Edward entrecerró los ojos observándome.
-¿Cuándo los volveras a ver? A Max y a Black.
-Por favor, Edward.-lo fulminé con la mirada.-¿Te digo la hora? ¿El lugar? Además, vamos a la escuela juntos. ¿Cómo que cuándo?
-Black no va al mismo instituto. Y podrías ver alguno de ellos en lo que resta del día.-añadió.
¿Qué tanto te interesa, de todos modos?-pregunté menos molesta.
-Pues nada.
Nos miramos unos segundos.
-Me estás mintiendo.-dije al fin.-Algo quieres saber.
-Sí, algo quería saber.-admitió Edward.-Quería saber si tú sabías algo.-se levantó. Hasta Dean lucía confundido.-Pero parece que no.
-¿De qué estás hablando?-me incorporé a su vez.
-Y así lo confirmas.-comentó.-Bueno, me tengo que ir.
-Aun no te vas, ¡Dime de qué hablas!
-No lo sé, ¿De qué hablas tú?
-Muy gracioso.-repliqué.
-¡Edward!-Dean se subió al respaldo del sofá.-¡Vamos! Dime por qué estabas en el bosque ayer. ¡Me ignoraste!
-Yo no estaba allí.-aseguró ahora algo más calmado.-Nos vemos pequeño Dean.
Revolvió el cabello de mi hermano y se dio media vuelta.
-¿Y yo?-resoplé.
-Adiós Camie.-rió Edward mirándome por encima de su hombro. Él mismo abrió la puerta y se fue cerrándola con un golpe suave.
-¿Desde cuándo Edward está así de insoportable?-le pregunté a Dean retóricamente pero él sólo dijo:
-Yo lo vi ayer.-parecía decepcionado.
-Ven, subamos.-dije en el pie de la escalera.
Arriba Dean se subió a la cama, más desordenada que nunca y me miró todo el rato.
-¿Qué es lo que Edward dice que no sabes?-preguntó inocentemente mientras yo abría el notebook encima del escritorio.
-No lo sé, Dean, de eso se trata: no lo sé.-contesté aburrida. Tenía la sensación de que aquí todos me ocultaban algo. No sería extraño que hasta Jeremy, el hermano de Max, viniera a preguntarme qué no sabía.
Dean se quedó dormido mientras yo veía si tenía alguna notificación de los desaparecidos, pero no había nada. Cerré el notebook y me giré en la silla observando a mi hermanito dormir.
Estaba muy harta. Jacob me debía decir como cinco cosas y alargaba y alargaba el plazo. Y Max, buenno. No sé bien si ella me escondía algún secreto.
“Yo le oculté lo de Jake” pensé.
Me recosté encima del escritorio cerrando mis ojos. La verdad es que desde la mañana tenía la esperanza de que Jake apareciera. Pero no lo hizo. No aun.
No podía quedarme dormida, pero estuve mucho rato así. Pensaba en las cosas que Jacob me quería decir. Secretamente, yo deseaba que…
Mi cel vibró. Alargué una mano y lo tomé. Seguía vibrando. Abrí un ojo y en la pantalla decía: “Jake”.
-¿Sí?-casi se me sale un bostezo.
-¿Estabas durmiendo?-dijo burlón mi mejor amigo.
-Algo así. ¿Dónde estas?
-Yendo a La Push.
-Ah…Creí que ibas a venir.-le eché un vistazo a la hora.
-Hum…-titubeó.-Creo que quizás el Martes. Estoy ocupadísimo Cam…
Me eché abajo.
-¿El Martes?-repetí.-Jacob, me matará la ansiedad. Hoy vino Edward a preguntarme cosas sobre ti y Max…Algo de lo que no sabía…
-¡¿Cullen?! ¿De verdad? ¿Qué le dijiste?-su voz sonaba rígida.
-Que no sabía nada. Y es cierto, ¡Ustedes ya no me dicen nada!
-¿Ustedes? ¿Qué te oculta Max?-no sonaba muy realista.
-Tú me dirás.-suspiré y cambié el celular de oreja.
-Hum…
-Así que dime.-dije con voz dulce.
-No te puedo decir ahora.-repuso él.
-¿Qué? ¿Por qué?
-Porque no puedo.-parecía nervioso. Suspiré.-Lo siento, Cam. Quizás pasado mañana…
-Okay.-dije resignada.-¿Me lo prometes Jake?
-Sip.-lo podía imaginar sonriendo perfectamente.
-Bueno…Adiós. Te quiero.
-Adiós, Camie. Y yo a ti.-y cortó.