Wednesday, 1 February 2012

Capitulo 5 / Max


-Están en el closet –señalé una puerta junto al baño.
                Jacob me pasó una de las frazadas, me senté en el sofá y me envolví en ella. Él se sentó junto a mí.
                -¿Estás mejor?
                -Sí –respondí- pero…
                -Tienes preguntas –inquirió él- Muchas.
                -No tantas –admití. Luego recordé- ¿Y Cam?
                -Es justo lo que iba a decir, debo ir por ella y luego hablaremos nosotros… Mañana.
                Yo me quedé un segundo en silencio.
               
                -No le digas nada –dije en un susurro. Evité mirarlo fijando la vista en la alfombra.
                Se levantó.
                -No lo haré –dijo.
                Lo acompañé hasta la puerta.
                -Hablaremos mañana –dijo Jake- Descansa.
                -Ok, gracias –sonreí.
                -No hay de qué.
                Luego recordé algo.
                -Jake –dije cuando empezaba a irse- ¿Los lobos eran humanos? –asintió otra vez- Dale mis gracias, por favor.
                -Lo haré –sonrió y se fue.


                -Dime –dije mientras bajaba el volumen de la música.
                -¿Estás en casa?
                -Sep –me volteé en la cama.
                -¿Te quedas ahí hoy?
                -Sep.
                -Ok, yo llevo la cena.
                -Okeeeeey –respondí sin entusiasmo.
                -Max, ¿te ocurre algo? –Jer fue muy perceptivo… Demasiado.
                Negación.
                -No, sólo estoy cansada… Te espero.
                - Bye.
                -¡Chau! –colgué.

                Volví a subir el volumen de la música y tomé el primer libro que encontré. Aún faltaba tiempo para que llegara.


                -Jer, definitivamente eres el mejor –dije abriendo la caja de pizza.
                -Lo sé –rió él.
                Nos sentamos en el sofá, llevando la pizza y un par de latas de Coca-Cola. Encendimos la televisión y pusimos Monters Inc., una de nuestras películas favoritas desde pequeños.
                Sabiéndonos los diálogos de memoria, reímos y comimos la pizza completa, la cual no era chica.
               
                Para mí, Jeremy y yo somos prácticamente mellizos. Yo soy un año mayor, y aun que soy alta, él lo es más que yo.
                Nos encanta pasar el tiempo juntos y creo que también es porque nuestros padres nunca están. Nos pagan todo, pero la última vez que los vimos fue hace dos meses y medio. Y sólo fue por unos minutos.
                Preferimos no hablar del tema, a no ser que sea muy necesario.

                Dejé la lata de bebida en la mesa y apoyé mi cabeza en su hombro mientras me sentaba con las piernas cruzadas.

-¿Y cómo te fue en el partido? –pregunté.
                -Ganamos –respondió orgulloso- Obviamente.
                -Ese es mi hermanito y su equipo –reí e hicimos nuestro saludo, algo que inventamos de pequeños.
                Bostecé.
                -¿Sigues cansada? –miró la hora- ¿Por qué no vamos a dormir?
                Tomé su muñeca y vi la hora. 21:37. Era temprano, pero estaba exhausta.
                Ordenamos todo y nos fuimos cada uno a su habitación.

                Me acosté sin cambiarme la ropa y me tapé hasta las orejas. Aún no podía creer lo que me había pasado hoy.
                Edward casi me muerde, lobos gigantes, Jacob un licántropo…
                Cam…
                ¿Lo sabrá ella?
                ¿Jacob le habrá confesado su secreto como Edward a mí?


                Fue un domingo tranquilo. Jeremy y yo nos quedamos en casa hasta después del almuerzo, ya que él iba a ir por ahí con amigos después de eso.

                Yo me quedé leyendo hasta que recibí un texto de Jake. Venía hacia acá. Suspiré. Hora de aclarar mis dudas.
                Volví a tomar mi libro hasta que llegara.

                -Primero, - dijo Jake- dime que sabes.
                Estábamos sentados en el sofá de mi living, yo de piernas cruzadas sobre éste. Él, sentado vuelto hacia mí.
                -Yo sí sabía que Edward es vampiro y todo lo que, como tal, puede hacer –confesé en un hilo de voz y la mirada fija en la alfombra.
                -¿Te lo dijo él?
                -Sí.
                -¿Y por qué andabas con él? ¿Te persiguió, acorraló o algo?
                -Yo… Iba caminando y me encontré con él, y caminamos juntos.
                -¿En el bosque?
                -Me subió a su espalda y corrió –seguía con la mirada en la alfombra- Luego empezamos a caminar y de repente…
                No iba a contar lo del beso.
                -¿De repente…?
                “Qué más da” pensé.
                -Se me acercó, me besó –bajé aún más la voz al admitirlo- Y trató de morderme.
                Él se quedó en silencio un minuto y luego me preguntó algo que definitivamente no esperaba.
               
                -¿Te gusta el chupasangres?
                Volteé la cabeza bruscamente para mirarlo. Esa era una pregunta que no necesitaba pensar.
                -No.
                -¿Segura?
                -Jacob, no me gusta. Me gustó alguna vez, pero ya no. Si a él le gusto me da igual –hablaba muy rápido, como con rabia- Para mí sólo es, era, un amigo. Cuando me besó intenté apartarlo, pero no pude.
                -¿Te gustaba antes de saber que es vampiro?
                -Sí, y me dejó de gustar antes de eso. Ahora no pasa nada… Cam siempre me…
                Me callé de golpe. Cam.
                Lo miré a los ojos.
                -¿Cam sabe algo de esto? –me temblaba la voz.
                -¿A qué te refieres exactamente?
                -A ti –dije después de dudar  unos segundos.
                -¿No iba a explicarte todo? –evadió y desvió la mirada- Sobre los lobos y todo eso…
                No insistí, necesitaba que me explicara todo.

                Esa noche me costó quedarme dormida. Tuve que procesar toda la nueva información, al igual que cuando supe que Edward es vampiro.
                Los Cullen son los únicos vampiros vegetarianos. Jake y sus amigos son de la tribu Quileute. Son hombres lobo.
                No como los de las películas. Aprendí a no creerlas.
                Hay muy pocas cosas que acaban con un vampiro.
                ¿Estacas? Son basura. Igual que el sol, que sólo los hace brillar. ¿Despedazarlos? Sólo sirve para ganar tiempo antes de que se “arreglen” rápidamente. Además eso sólo lo puede hacer otro vampiro…
                … O un hombre lobo.
                La diferencia, es que el vampiro debe quemarlo y el lobo simplemente lo mata.
                Así es. Fuego. Otra arma en su contra.

                Los vampiros son helados como piedra. Los lobos con temperaturas tan altas, que de ser humanos normales morirían.
                Sólo se pueden matar mutuamente o entre ellos.
                ¿Cómo acá no? Gracias a un tratado. Los vampiros no van a La Push y no muerden gente. Los lobos no los matan y no se transforman en Forks.

                Mis párpados pesaban cada vez más. No sabía que iba a hacer mañana.
                Finalmente, el sueño me venció.

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