5.
Hoy ya es Lunes.
Estaba muy cansada. Anoche no había logrado conciliar el sueño, por haber dormido durante la tarde ayer. Me arreglé con una lentitud para nada convincente si pretendía llegar temprano y luego salí a buscar a Max.
Normalmente era ella quien venía por mi en su auto, pero hoy era un día diferente. Cuando llegué a su casa la encontré en los escalones de la entrada, aburrida, y su hermano Jeremy a su lado. Seguramente había estado acompañándola. Cuando estuve lo suficientemente cerca para que me viera, agité la mano para llamar su atención, lográndolo. Se despidió con un medio abrazo de su hermano y corrió hacia mi.
-¡Hola!-saludó, dándome a mí otro abrazo.-Te ves horrible. ¿Dormiste algo?
-Algo.-admití riendo y restregándome los ojos.-¿Vamos?
-Sip.
Seguimos caminando, unos mil bostezos me visitaron. Max me echó un vistazo y se rió:
-¿Qué hiciste ayer?
-Nada de nada.-repuse.
-¿Y por qué estás tan cansada?
-Larga historia. ¿Tú que hiciste ayer?
-¿No estuviste con Jacob?-se quitó un mechón de pelo del rostro pero no me estaba mirando.
-No, desapareció.-me encogí de hombros.-¿No me dirás entonces qué hiciste tú?
-Es que no hice nada.-repuso a la vez que entrábamos al instituto. Asentí.
No teníamos muchas clases juntas. Pero por suerte ahora faltaban unos minutos y entrábamos. No enseguida.
Nos sentamos en la banca habitual a esperar, ella me contaba que sus padres no volvían hace meses. Recordé a Nate y me afligí un poco. También hace tiempo que no lo veía…
-¿Y has visto a tu hermano?-preguntó como si siguiera el hilo de mis pensamientos.
-¿Nathan? Nop.-contesté un poco cohibida. Aparté mi vista y la fijé un poco más allá, donde había un chico rubio y alto que recién venía entrando. Me concentré en él. Llevaba la mochila colgada de un hombro y miró a ambos lados. Pero…
-¿Max?
-¿Hum?-ella había estado buscando sus audífonos en su bolso.
-¿Quién es?-apunté con la barbilla.
Max miró con desinterés al principio, pero luego cambió su expresión. Se quedó pegada mirando al chico que ahora se apoyaba en un árbol y se cerraba la chaqueta oscura que traía.
-¿Y bien?-insistí. Ella titubeó, hasta que dijo:
-No lo sé. Es nuevo…-aun lo miraba.
También le eché un vistazo. Justo en ese momento Edward entraba en su Volvo con sus hermanos. ¿Había visto al nuevo?
-Es lindo.-comenté. Era cierto, ese chico tenía algo especial. ¿Su pelo? ¿Su expresión?
Max no contestó. No le insistí, pues luego ella dijo:
-Veamos en qué clases coincidimos.
Sonreí burlonamente.
-Está bien.-acepté.
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En historia yo no lo vi, pero sí entró en la mitad de la clase de inglés. Se veía mucho más alto de cerca. No se quitó su chaqueta en ningún momento y se sentó en uno de los asientos del final. Me pregunté en qué clases de Max había aparecido.
Nos juntamos en el almuerzo, y ahí se lo pregunté.
-En biología sí estuvo.-me dijo abriendo su bebida.-Entró en mitad de la clase.
-En inglés también.
-Y se que se llama Jace, Jace algo.-continuó.-O eso dijo él.
-¿Por qué crees que está aquí?
-No tengo idea.-Max miraba a su alrededor.
-¿Lo estás buscando?-me reí. Max me miró.
-No es cierto. No a él.
-¿A Edward?
-Siempre están hablando de mí.-dijo Edward sentándose al lado de Max.
-Hola.
-Hola Edward.-mi voz sonaba molesta.
-Cam, ¿sigues enfadada por lo de ayer?-intervino él.
-Yo…
-¿Qué pasó ayer?-saltó mi amiga.
-Edward me hizo una visita.-musité.-Fue a molestar.
-Qué linda.-replicó Edward con sarcasmo.
-¿Qué le hiciste? ¿De qué hablaron?-sonaba muy intrigada.
-¿No le dijiste nada?
¿A quién le estaba hablando Edward ahora?
-De eso hablamos: de lo que no dicen.-mascullé.
-¿Qué? Edward.-reprendió ella alarmada.-¿Ella sabe?
-¿Qué cosa?-preguntamos él y yo a la vez.
-Mejor me voy.-Edward se levantó y se marchó. Max frunció el ceño.
Y quedamos en un silencio incómodo.
-Qué raro está.-comenté.
-¿De verdad que tú no sabes nada?-preguntó insegura.
Suspiré frustrada.
-¿A qué diablos se refieren?
Esta vez, Max suspiró.
-Ojalá Jace no sea así de insoportable, como Cullen.
Me quedé callada jugando con la tapa de la botella de Coca-Cola.
-¿Vas a hablarle a Jace?-pregunté al fin.
-Hum…-me miró de reojo y luego asintió.
Asentí yo también.
-De ahí me contarás.-le dediqué una media sonrisa.
-Sí, tenlo por seguro.
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Gimnasia era una de las clases que con Max teníamos juntas. Ella me esperó fuera del aula de la clase anterior cuando acabó esa hora.
-Siempre sales tarde de Biología.-reclamó.
-Culpa al profesor.-repliqué con humor.
Me golpeó con su bolso y nos fuimos a los vestidores.
En la clase nos tocaba Handball y el profesor nos ordenó hacer grupos al instante. Lamentablemente como nadie parecía trabajar con su grupo el profesor decidió armarlos él de nuevo.
-Tú, Wayland.-llamó pero, ¿A quién llamó exactamente?-Pareces atleta.-Todos alzaron la vista para ver quién.-Con Max, tú, Brooke y… Thomas.
-¿Cuál Max?-preguntó alguien.
-¿Acaso ves a dos hombres y dos mujeres?-el entrenador era sarcástico.
-No…
-¡Max Brontë, obviamente!
Algunos rieron y el primer grupo cogió una pelota y se marchó a un rincón. Ya todos habían visto que el chico “Wayland” era el rubio nuevo, que ahora también tenía cuerpo de atleta…
También me tocó con otras personas, Marie, Daniel y un chico que solo conocía de vista que, para mi sorpresa, se llamaba como mi hermano mayor.
-Okay, empecemos.-dijo Daniel.
Antes de eso, le eché un vistazo a Max. Estaba trabajando con la pelota ya. ¿Habían hablado?
Un golpe a un costado de mi cabeza me sacó de mis pensamientos.
-¡Oye!
-Concéntrate.-rió Nathan, el que yo no conocía bien. Asentí y nos pusimos a hacer el ejercicio.
Fue una hora eterna. En mi grupo, todos eran buenos, exceptuándome, porque si no se me caía la pelota, simplemente no lograba atraparla. Fue un alivio cuando terminó.
Iba a cambiarme. Busqué a mi mejor amiga con la mirada pero estaba al otro extremo, apoyada en la pared. Parecía esperar.
-¡Max!-la llamé.
Me miró.
Alcé las manos con las palmas hacia arriba, en forma de pregunta. Apuntó el lugar donde se guardaban las pelotas y articuló con los labios: “Me dijo que esperara”
Al principio no comprendí pero cuando vi a Jace salir lo entendí al tiro.
“Nos vemos” le dije también moviendo sólo los labios y sonreí. Me devolvió la sonrisa y se aproximó al chico nuevo.
Fui a vestirme y luego al estacionamiento. De pronto me había dado flojera irme sola a pie y vería si alguien me podía llevar.
Vi a Edward apoyado en su auto. Parecía tener rato ahí…Ahora que lo pensaba, nunca lo había visto en gimnasia. ¿Acaso él no la necesitaba?
Edward hizo un gesto. Se dirigía hacia mi.
-Cam.-saludó y hasta sonrió. Lo miré por unos segundos.
-Sigo enfadada contigo.-dije. Su sonrisa no se largó de su cara.
-Vamos. No hice nada malo.
-¡Sí que lo hiciste!
Puso los ojos en blanco. Era un gesto que identificaba mucho a Edward.
-¿No podrías olvidarlo?-preguntó rendido.
-No.
-¿Tan solo por ahora?
Suspiré, meditándolo.
-Okay…-al oírme volvió a sonreír, ahora más burlonamente.
-Bien. Oye… ¿Y Max?-recorrió el lugar con su mirada mientras hablaba.
-Se fue con el chico nuevo por un rato.-le dije y de pronto temí haber dado demasiada información.
-Disculpa.-Edward alzó las cejas observándome.-¿Con quién?
Ahora yo sonreí burlonamente.
-Nada, Ed.-reí por lo bajo.-Ya me tengo que ir. Voy a recoger a mi hermano.
-¿Te vas sin Max?-perecía indiferente, más perdido en sus pensamientos que otra cosa.
-Hoy voy caminando.
-Ah…-y calló.
Rodé los ojos. ¡Él era tan bipolar.
-Nos vemos, Edward.-coloqué bien mi mochila sobre mis hombros a la vez que él contestó:
-Adiós.
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